Conocida bajo el sobrenombre de “la Flor de los albarqueros”, Carmona, junto con el barrio de San Pedro, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil montañesa.


Dentro del municipio de Cabuérniga , situado en el extremo oriental del valle del Nansa, en la cuenca del río Quivierda, nos encontramos con la serena localidad de Carmona. Este núcleo se ha mantenido impasible al transcurso del tiempo, donde su tipología de aldea montañesa no se ha visto alterada con la llegada de la modernidad. En su urbanismo se conservan tanto su estructura como su distribución y arquitectura tradicional con casas llanas, con solana, con pajareta o en hilera, junto con algún otro ejemplo de edificación neoclásica como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.


Posteriormente la campestre aldea carmuniega gozó a partir del siglo XVIII de la riqueza amasada por sus vecinos emigrantes a Andalucía (jándalos) y a América (indianos), como atestiguan muchas de las edificaciones de los siglos XVIII y XIX, junto a otras más antiguas reformadas en esta época.


El valle del Nansa ha sido un lugar de onda tradición en el uso y elaboración de la albarcas algo a lo que no fue ajeno la localidad de Carmona, púes goza de ser conocida como “la Flor de los albarqueros”. Las albarcas o abarcas son un calzado en madera ,hechas de una sola pieza, usado tradicionalmente en Cantabria al igual que en otros lugares como Asturias, Galicia, León e incluso con gran similitud al zueco holandés. No obstante cada uno de ellos con características distintas.