La historia humana ha estado ligada desde su origen a guerras y conflictos, hecho al que no permaneció ajeno el pasado común de la mancomunidad. En este sentido, son muchos los ejemplos conservados hoy día sobre edificaciones defensivas de época medieval y moderna, pues imperaba la necesidad de velar por la paz y la calma tanto en estas tierras como en la península.
En un primer lugar, tras la invasión musulmana se crearon torres de vigilancia, para el control del reino astur. Posteriormente, señores y villas edificaron torres defensivas en lugares estratégicos para dominar el paso de caminos, una vez pacificado el territorio. Por último, en la costa se crean nuevos fuertes, actualizados para las nuevas técnicas de guerra, que resistiesen los ataques de piratas o invasiones marítimas.