La arquitectura, y más concretamente la vivienda es una expresión cultural, un reflejo del modo de vivir y de la historia de un pueblo. Y esto es algo que en los valles del Saja y del Nansa se hace patente. Casas, casonas y palacios son el reflejo de un modo de vida, de grandes linajes, un devenir histórico escondido entre las piedras.
La Comarca Saja Nansa posee una gran variedad de estilos, épocas, usos y funciones. Dependiendo del lugar al que vayamos, podemos encontrar desde los edificios urbanos de las villas de San Vicente de la Barquera o Cabezón de la Sal, hasta las casas de uso agrícola y pastoril en el entorno más rural de lugares como Los Tojos o Lamasón.
A partir de los siglos VIII a XIV se consolida en la zona, el modelo de casa rectangular que se adapta al modelo de familia mononuclear, el cual a lo largo de los siglos fue evolucionando. Aunque no será el único tipo de vivienda que nos encontraremos, ya que existieron también casonas y palacios, son los edificios más afamados de la arquitectura tradicional montañesa, con su fachada de sillería, su soportal de arcos, su solana o sus balcones voladizos con balaustre de hierro forjado y donde no puede faltar el escudo de armas de la familia que lo construyó.