Esta localidad adquiere gran importancia por ser el único nucleo de Peñarrubia por donde transcurre el Camino Lebaniego, pues en vez de seguir junto a la carretera, se desvía por el antiguo sendero hacia Lebeña en Castro Cillórigo. Además posee un albergue de peregrinos para descanso y reposo de todas aquellas personas que busquen ganar el jubileo en la puerta del Perdón de Santo Toribio.
En este territorio, su bagaje histórico queda reflejado tanto en la arquitectura civil como religiosa. Destaca las hileras de casas del siglo XVIII y XIX, entre ellas, la antigua escuela con fachada sin balcón y la iglesia de estilo barroca montañes de siglo XVII dedicada a San Pedro. Este templo posee una singular portada con un arco de medio punto decorado con dovelas cajeadas, en cuyo interior alberga un retablo de estilo prechurrigueresco. En el camino a la Braña de los Tejos, se encuentran las ruinas de la ermita de Santa Cile, de la que sólo se conservan los muros. Por otro lado,destaca "El Palacio", una antigua torre medieval reconvertida en vivienda.
La llegada del maíz a la región supuso una serie de cambios, tanto en la forma de vida y alimentación de los habitantes, como en su paisaje, comenzando a proliferar la construcción de nuevos molinos. En el caso concreto de Cicera, las fuentes atestiguan que a mitad del siglo XVII existían cuatro molinos, de los que actualmente se conservan tres. Los dos más relevantes, a unos 100 metros el uno del otro, son el Molino de Arriba o “de Piedad” y el Molino de Abajo.
El Molino de Arriba, fabricado en piedra y en perfecto estado de conservación aunque no conserva el azud, está próximo a la fuente y lavadero de la localidad; mientras que el Molino de Abajo, situado al borde del camino de las Agüeras, es de piedra y conserva las ruinas del azud, dos juegos de muelas, los rodetes metálicos curvos y las pértigas que movían los saetines, y los restos de aislantes eléctricos (bajo la cubierta), que indican su destino a la producción de energía eléctrica, probablemente para autoconsumo. Y, en último lugar, aguas abajo se observan los restos de otro molino, donde se reconoce lo que fuera el azud, un tramo del canal, restos de las muelas y parte de los muros exteriores del edificio.