Siendo aún muy joven, abandona el valle para prepararse como notario, formación que no finaliza debido a la repentina muerte de su padre. Este triste acontecimiento hace que el joven Delfín vuelva a Cabuérniga para hacerse cargo de la hacienda y de los asuntos familiares; aunque su estancia en Cabuérniga no va a prologarse mucho, ya que pronto empieza a trabajar como secretario personal del II Marqués de Comillas D. Claudio López Bru, lo cual le obliga a desplazar su domicilio a Barcelona. A pesar de esto no pierde el contacto con su tierra, y constantemente viaja hasta Cabuérniga para pasar temporadas.
Desde muy joven tuvo interés por la literatura y por la escritura, y pronto empieza a escribir. Con apenas 24 años publica su primer libro, "Cabuérniga. Sones de mi valle" (1895), al que posteriormente le seguirían: "Pos veréis" (1900), "El riñón de la Montaña" (1901), "Alternando" (1906) y "Las Grandes Catedrales de Europa" (1914), esta última de gran valor e interés arquitectónico, ya que recopila fotos y descripciones técnicas de las principales catedrales europeas existentes en esa época, muchas de las cuales sufrirán graves destrozos durante la Primera Guerra Mundial.
Delfín cultivó principalmente el costumbrismo inaugurado en la región por José María de Pereda, en sus obras describe escenas rutinarias de su tierra, siempre con característico tono de nostalgia. Habla de su tierra natal con un conocimiento absoluto de la misma, recopilando toda una serie de escenas vividas en primera persona, como si tratase de inmortalizar estas vivencias intentando así evitar que desaparezcan y se olviden. Describe con una singular destreza escenas, lugares, paisajes, personajes, costumbres, folclore, tradiciones, rutinas, acontecimientos populares, etc...haciendo evidente en cada línea el cariño y el amor que le tenía a Cabuérniga y a su idiosincrasia. Su obra, muy reconocida y difundida en su época, influyó directamente a Manuel Llano, que nace a pocos metros de la casa de D. Delfín.