Conocido como “el pueblo de las casonas”, por su riqueza urbanística.

A orillas del río Saja y rodeada de montes, esta singular localidad del municipio de Ruente, conserva en su interior grandes representaciones de la arquitectura tradicional cántabra en medio de una parcelación con cerramientos de piedra.


Organizado en dos barrios unidos, esta pequeña localidad posee una buena representación de la arquitectura tradicional, con una gran variedad de casas y casonas muy bien conservadas, como la que actualmente ocupa la Fundación Barcenillas (s. XVII) o la Casona de los Calderón de La Barca. Y, también preciosos ejemplos del barroco montañés, como la Capilla del Corazón de Jesús (s. XVII –XVIII) o la iglesia Parroquial de San Sebastián (s. XVII).