Situado en un lugar ideal para este tipo de fortificaciones defensivas, en una península acantilada a 55 m. de altura sobre el nivel del mar en la localidad de Prellezo, a la que solamente se puede acceder por el lado Sur y Sudeste, debido a que se encuentra entre acantilados y fuertes pendientes que llevan a dos ensenadas. Al Este, la conocida como de La Ballena, donde desemboca un pequeño arroyo; y ,al Oeste, la de La Mina, donde se encuentra la cala de Progendo, posiblemente utilizada como punto de atraque de embarcaciones.
A pesar de que la zona haya tenido interés arqueológico desde los años 80 del pasado siglo, por el hallazgo de cocheros mesolíticos, no fue hasta 2003, tras las obras de apertura de una nueva pista, efecto de la concentración parcelaria, cuando se identifique la estructura castreña del Castillo. Pronto, en el año 2004, fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Yacimiento Arqueológico.
El corte realizado por las obras de construcción del camino agropecuaria descubrió una muralla de sección gruesa, un foso y un contrafoso, muestra del empeño que los primeros habitantes tuvieron en defender el flanco más accesible y, por tanto, más débil. Posiblemente, en este punto se localizaba la puerta de acceso al castro, a la que se llegaba a través de un complicado y estrecho camino que realiza hasta cinco quiebros y giros, lo cual incomodaba al posible atacante.
Los estudios realizados sobre este yacimiento arqueológico, han demostrado que la muralla estaba compuesta en su interior de cascajo y material arcilloso, y que se encontraba a 3 metros del foso, del cual no sabemos su profundidad, al igual que ocurre con la altura de la muralla. En cambio, si sabemos que los materiales presentes en esta fortificación fueron expuestos a elevadas temperaturas, pudiendo entender que sufrió algún incendio o, quizás, algún ataque violento.
En el interior del recinto amurallado no se ha encontrado resto alguno de las viviendas que allí se debieron situar, quizás, debido a que no se han realizado excavaciones suficientes como para dar con ellas. Aunque, sabemos del hallazgo de material cerámico y, algo singular, una tachuela de “caligae” romana que, quizás, puede contextualizarse con las Guerras Cántabras y la presencia romana en la zona.
Algunos investigadores, que han trabajado en el castro de Prellezo, plantean la posible hipótesis de que este emplazamiento se corresponda con la civitas de Argenomeskon, capital de la tribu cántabra de los Orgenomescos, referenciada por el geógrafo Claudio Ptolomeo en el siglo II d.C.