En ella se encuentra un yacimiento de habitación, donde se resguardaban nuestros ancestros en el periodo solutrense (hace 17.500 – 18.000 años).
En el llamado vestíbulo, vivían nuestros antepasados y aparecen las primeras representaciones artísticas, compuesta mayoritariamente por grabados sobre roca entre los que se distinguen: un bisonte, peces, varias ciervas y diversos signos realizados en surco ancho y profundo, todos ellos correspondientes al periodo gravetiense (hace unos 25.000 años aproximadamente).
Tras una entrada reducida hacia el interior de la cueva, se accede a una espaciosa sala, la cual destaca por la intensidad rojiza en las composiciones. A medida que vamos avanzando hacia el lago, encontramos en sus paredes los grabados más llamativos de figuras animales como caballos, un uro, un ciervo e incluso una figura femenina junto con signos realizados con puntos, líneas y vulvas.
La Cueva del Chufín no ha estado exenta de leyendas.Se cuenta que estuvo habitada por el moro Chufín, el cual había escondido en ella un gran tesoro, tras robarlo de los reinos cristianos. A pesar de los intentos, nadie lo ha encontrado