San Vicente de la Barquera fue un importante punto en la ruta costera del Camino de Santiago y Lebaniego. Por otro lado, también, fue un lugar de paso obligado entre Vizcaya y Asturias, las comunicaciones entre Castilla y el norte, así como un puerto donde atracaban numerosos barcos. Dado su papel histórico como nudo de comunicaciones no es de extrañar que la villa contase con hospitales y albergues para los peregrinos, caminantes y viajeros.
Buen ejemplo de esto es el Hospital de la Concepción, junto a la iglesia. Levantado en el siglo XIV, este edificio perteneciente a la familia del Corro sólo conserva la fachada principal construida íntegramente en piedra de sillería, y el muro oeste prácticamente derruido. En la parte central del piso inferior se encuentra la puerta principal compuesta por un arco de medio punto con guardapolvos. Entre las ventanas ocupando la parte central, hay representado en relieve un ángel portando un escudo con la cruz de malta símbolo del escudo de armas de la familia del Corro. En este edificio encontraban refugio y asistencia los caminantes que se dirigían a Santiago en busca del santo sepulcro, siguiendo la ruta primitiva que tomó el Apóstol.
El Hospital de la Misericordia es un singular y llamativo edificio del siglo XVI de porte palaciego e influencia renacentista. Situado justo en frente de la Puerta de la Barrera, fue fundado como hospital de peregrinos, y actualmente destinado a Casa Consistorial. En la fachada se encuentran sendos escudos de armas de la familia del Corro sostenidos por un ángel. Por otro lado, tiene adosada en el lateral oriental una edificación de menor altura con una arquería doble en la primera planta sobre tres columnas de fuste liso y capitel dórico. Este edificio fue propiedad del licenciado Antonio del Corro (1472-1556), miembro de un antiguo linaje barquereño. Fue canónigo de la diócesis de Burgos y en 1531 se trasladó a Sevilla, donde fue nombrado inquisidor general y canónigo de la Catedral.
Fuera de la villa es importante destacar el Lazareto de Abaño. Levantados durante la Baja Edad Media los hospitales denominados de San Lázaro tenían la función de asistir a enfermos de lepra, y por esta razón se encontraban fuera de las murallas de la villa, pues se buscaba evitar el contagio. En el caso barquereño, el hospital de lacerados se encontraba en uno de los barrios de su jurisdicción, atendiendo a los afectados por lepra en la zona occidental de las Asturias de Santillana. Edificado por el alcalde de la villa y algunos abades en 1232, recibió numerosas donaciones piadosas desde su construcción. Lamentablemente se encentra en estado de ruina y no es posible su entrada, no pudiendo observar sus frescos.