Durante la República romana el ejército pagaba a sus soldados con sal,de ahí que la palabra “salario” tenga su origen etimológico en este hecho.

La sal ha sido un producto muy valioso y codiciado en épocas pasadas para la conserva de los productos. En Cabezón de la Sal las salinas tuvieron su mayor periodo de esplendor a finales del siglo XIX, aunque habían estado activas desde épocas anteriores. Una fecha señalada fue el 9 de noviembre de 1871 donde se efectuó la subasta por su explotación, que supondría pasar del sistema tradicional por evaporación aprovechando las corrientes de agua subterráneas, en el que se introducía agua dulce caliente en los pozos, para posteriormente, pasar al sistema de pisos y pilares para la obtención de bloque de sal en piedra. En la segunda y tercera década del siglo XX, se produjeron algunos parones debido a que los costes eran mayores. A partir de la década de los 30, se produjo un claro declive hasta que se volvió a la situación inicial en la que únicamente funcionaba un pozo: el de Tresano, que finalmente, cerraría sus puertas en el año 1979.


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