La ubicación entre dos rías de la villa de San Vicente de la Barquera obligó a la construcción de diferentes puentes, no sin dificultad, para comunicarse por el camino de la costa con Asturias y el resto de Cantabria.

El puente de la Maza cruza la marisma de Rubín, da paso a las playas y enlaza con el camino hacia Santander. Es el más largo y reconocible de la villa. Mandado a construir por los Reyes Católicos para asegurar el flujo de mercancías y comunicaciones en esta zona del cantábrico, aquel puente de madera necesitaba continuas reparaciones. En 1590 empezó la reconstrucción del puente de piedra, que acabó en la segunda década del siglo XVII. En el año 1620, el puente contaba ya con 32 arcos, tajamares bajos en ángulo recto y calzada horizontal. El puente empezó a ser objeto de sucesivas reformas, dotándolo de mayor anchura tras la construcción de la carretera con Torrelavega, modificando el puente y pasando a tener 28 arcos en la segunda mitad del siglo XIX.


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