Situada a los pies del macizo de Arria, junto al arroyo Lafuente y entre los collados de Joz y Ozalba, nos encontramos ante la localidad de Lafuente que esconde en su interior siglos de historia.
Se organiza en dos barrios, Lafuente y Los Pumares, con estructuras completamente distintas.La trama urbana de Lafuente es lineal y está estrechamente relacionada con el trazado de un antiguo camino, conocido como el Camino Real de La Montaña, vía principal de comunicación entre la costa y el valle de Liébana, utilizado tanto para el comercio de mercancías como por peregrinos que dirigen sus pasos hacia el monasterio de Santo Toribio de Liébana. Por el contrario, la estructura del barrio de Los Pumares, situado al oeste, ya no es lineal sino concentrado en dos zonas(alveolar).
A pesar de ello, ambos barrios conservan grandes ejemplos arquitectónicos, desde casas llanas del siglo XV o XVI, que son utilizadas como cuadras para el ganado, hasta casonas con escudos o una singular plaza, única que se conserva de estas características y de una época tan antigua en todo el valle del Nansa.
Seguramente que uno de los motivos que ocasionó que este lugar se convirtiese en un asentamiento de hábitat prolongado, fueron los recursos hídricos que atesora, que valieron su reconocimiento en la toponimia.Nos encontramos con una surgencia que emana agua siempre y de la cual se nutrían los calces de los molinos, que plagaban esta localidad.
En cambio, no tenemos constancia clara de su ocupación hasta el siglo XII, momento en que se referencia documentalmente la donación de un solar en Lafuente al monasterio de Santa María de Piasca. Aunque, es más que probable que la ocupación de este territorio fuese mucho anterior, como así se constata arqueológicamente, ya que la Iglesia de Santa Juliana, de estilo románico y declarada Bién de Interés Cultura en 1984, fue construida a finales del siglo XII sobre las ruinas de un pequeño monasterio fundado a los inicios de la Reconquista, por influencia de la vecina comarca de Liébana.