Recorrer los 10.000 es descubrir la Mancomunidad Saja Nansa, tierra de tradiciones ancestrales, tradiciones que han sabido a bien mantener y conservar, convirtiéndolo en un referente etnográfico, folclórico e histórico: una cultura viva.
Se trata de una región de arraigadas costumbres vinculadas a la actividad agrícola, ganadera y pastoril, al aprovechamiento y uso de los amplios recursos naturales disponibles en la zona. Aquí, cada elemento del paisaje es el resultado de la actividad, que desde épocas pasadas, ha venido realizando el hombre en este territorio.
Reflejo inequívoco de este trabajo es la singular y característica arquitectura encerrada en sus pueblos, repleta de solanas y socarrenas, así como el característico mosaico que forma el paisaje con bosques, brañas, invernales, prados y aldeas.
A este patrimonio etnográfico “inmueble” plasmado en el paisaje y en el patrimonio edificado, se añaden toda una serie de bienes, de elementos como son aperos, albarcas, cebillas, cucharas, herramientas,… todas ellas resultado de siglos de tradición en el trabajo con la madera. Además de esto no debemos olvidar el folcklore, tan rico y variado, lleno de bailes y canciones ejecutados al ritmo de rabel, pandereta, pito, tambor y bígaro.