Cabezón de la Sal se localiza en un lugar estratégico ya que dispone de variados e importantes recursos naturales como abundante agua, amplias y fértiles tierras, recursos forestales y recursos mineros.
El origen de esta localidad se remonta hasta la Prehistoria. Los primeros asentamientos corresponden a los cántabros, que ocuparon el “Cabezo” o castro de Pico La Torre (actual Poblado Cántabro), lugar dominante sobre los ríos Rey y La Torre. Se ha asociado su topónimo con el sistema de medida utilizado por los romanos que explotaron las minas saladas de Cabezón, a pesar de que no existen evidencias arqueológicas de su paso por esta localidad. En cambio, sí se puede afirmar que durante la Edad Media fué cuando Cabezón toma entidad y pasa a llamarse “Cabezón de la Sal”, debido a los beneficios de la producción salinera, que atrajo a la alta nobleza (Señorío de la Vega) y a notables locales.
A pesar de que la sal era considerada un bien preciado en la Edad Media y Moderna, la economía local no tenía como eje principal la explotación salinera, sino que era un complemento de la agricultura.
El siglo XIX va a ser la época dorada de Cabezón de la Sal: se mejoraron las carreteras, se introdujo la luz, y por último, pero no menos importante, se inaugura el ferrocarril (1895-1905). Todo ésto va a suponer su consolidación como cabecera de Comarca, su industrialización y un importante cambio social, convirtiendo a esta pequeña localidad cántabra en un referente cultural a nivel regional. A la producción salina se van a unir otras actividades industriales, las cuales utilizarán el agua de los ríos para producir electricidad que mueva sus máquinas. Éste es el caso de la Textil Santanderina, (en funcionamiento hasta la actualidad), diversos molinos, la fábrica de Chocolates la Selva o la quesería de La Suiza-Montañesa.
Sin embargo, la evolución social, urbana e histórica de Cabezón de la Sal no puede entenderse completamente si no se tiene en cuenta el papel de las migraciones, ya que fueron muchos los jóvenes que salieron de estas tierras en busca de oportunidades. En este contexto, cabe destacar a los jándalos, que partieron hacia Andalucía, donde mayoritariamente se dedicaron a negocios de restauración (ultramarinos, bares, tascas..); y,a los indianos, que decidieron ir a probar fortuna al nuevo mundo, especialmente a México, Cuba y Argentina. Estas migraciones se producen desde mediados del s. XIX hasta el s. XX, con resultados muy dispares. Muchos de estos emigrantes consiguieron hacer grandes fortunas con las que beneficiaron a sus pueblos de origen, a través de donaciones, obras benéficas o bien construyéndo suntuosos palacios y casonas.
En Cabezón destaca la figura de Pedro Ygareda y Balbás, jándalo asentado en Cádiz durante 50 años,que se dedicó al comercio de vino y “coloniales”. Fundó en Cabezón un asilo-hospital y escuelas para niños . Uno de los edificios construidos con su capital fue la Casa Consistorial.
En la actualidad, Cabezón de la Sal continua ejerciendo como cabecera de Comarca. Aglutina la mayoría de los servicios del Valle del Saja (supermercados, restauración, centros de salud, centros de ocio y deporte...), ejerce como pulmón industrial y es eje dinamizador de todo tipo de eventos. Producto de su interesante pasado histórico aún conserva singulares edificios.